Ximena Mandiola
Mi trabajo se inserta dentro de la tradición pictórica chilena, y desde ese lugar la pintura es entendida como un oficio manual con su propio espacio y tiempo del hacer, donde la obra se va construyendo a partir de la experiencia diaria que voy registrando a través de la búsqueda y asignación de códigos numéricos. El número como registro común en la memoria de todos, familiar pero al mismo tiempo ajeno a toda interpretación por el hecho de ser aislado individualmente como signo. Me apropio de ellos y los transformo en códigos que registran la existencia más intangible, aquella asociada a las emociones y relaciones que le dan el verdadero sentido a nuestra vida.
Esta reflexión encuentra gran parte de su fuerza en la repetición incesante, donde adquiere el dinamismo y la vitalidad que le concede la manualidad en su condición de registro único, personal e irrepetible. La permanencia en la pintura del número como código y símbolo (nunca usado en forma aleatoria) me ha llevado a desarrollar asociaciones y repeticiones que se han ido transformando en una diversidad de patrones para este tipo de relatos cifrados. El código custodia el contenido, mientras los recursos visuales prodigan su expresión.

