María Edwards

María Edwards nace en Santiago de Chile en 1982

La obra de María Edwards surge del “encuentro” tanto de las ideas como de las cosas, así como del espacio que divide y conecta el arte, la ciencia, la música y las matemáticas. Recorriendo – Recolectando – Resignificando. Es en la repetición de sus hábitos, en el mantra cotidiano, donde reside su búsqueda, haciendo un arte coherente con su manera de vivir. Entrar al taller de María, así como a cada una de sus obras, es entrar a un mundo dentro del mundo, a un espacio donde cada una de las cosas ahí puestas están en absoluto equilibrio las unas con las otras. Mapas, estrellas, piedras, huesos, plumas, ruedas, palos, viejos libros de física, mecánica, astronomía y partituras musicales, cajas y piezas de maquinarias en desuso están por todos lados, colgando del techo, flotando en el espacio, esparcidas en el suelo. Pequeños artilugios de carpintería llenos de ideas, todos y cada uno de esos hallazgos en su estado pleno, “cargados del peso de las cosas y también de su levedad”, señala María, del respeto, de la muerte y de la mínima expresión de la vida, de la sincronicidad y la fidelidad a los propios impulsos que llevaron a la artista a arrastrarlos hasta allí desde donde fuese que se encontraban. Todas esas partículas “sujetas a las reacciones en el espacio”, ¡vivas!, obras de arte “parcialmente” hechas por la mano de hombre, parcialmente cargadas de “algo más”, nacidas de la observación y el “encuentro” de María con el mundo y de su preciso trabajo de descarte y selección. “Ejercicios de equilibrio y balance, búsqueda de elevación y prolongación de un gesto en el espacio y el tiempo, deseos de expansión y contemplación…” impulsos vitales, actos metafóricos de conexión, definen su trabajo…“Construcciones que llegan hasta donde mi cuerpo pueda alcanzar a trepar para engancharme al punto más alto, y desde ahí dejar caer un hilo, una cuerda o bien suspender en el aire las piezas que tomarán su propio y constante movimiento” … “Una obra que se pueda extender en el espacio sin invadir la espacialidad, proyectando hacia la verticalidad”. “Una secuencia de expansión que apunta hacia la extensión, donde las líneas no van hacia ninguna parte más que ael espacio…perforaciones en el aire”, señala María. Las travesías, pizarras, construcciones móviles , objetos encontrados, mesas de estudio y cuadernos de notas son una completa filosofía del mundo, un mapa mental y físico de las experiencias, pero principalmente un mapa de lo indecible. Hay un fuerte elemento espiritual en la obra de María Edwards, que se identifica por su absoluta coherencia y consecuencia que comienza con el reconocimiento de lo que ha sido descartado y de lo que pasa desapercibido, y en última instancia con la ética y dignidad con la que cada una de estas fracciones del mundo son presentadas nuevamente en él.

 

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