En “El Primer Juego”, la exposición que presenta en la Sala Ginkgo, Hirmas profundiza en la idea de juego como origen de la experiencia artística y como gesto de resistencia frente a la lógica productiva actual. Sus piezas, construidas a partir de maderas recuperadas, textiles y ensamblajes minuciosos, evocan un vínculo íntimo entre la materia y el tiempo. Cada obra revela la huella de procesos manuales que buscan ralentizar la mirada, invitando a contemplar los ciclos de desgaste, reparación y renacimiento. Al integrar símbolos de culturas ancestrales y técnicas tradicionales en un lenguaje contemporáneo, Hirmas cuestiona la linealidad histórica y propone una temporalidad donde pasado y presente se entrelazan, reafirmando la vigencia de los oficios manuales como vehículo de memoria y de resistencia frente al ritmo vertiginoso de la modernidad.